Según la
leyenda, Europa era una joven y bella princesa fenicia. Era tal
su belleza que Zeus, el rey de los dioses del Olimpo, se enamoró
perdidamente de la muchacha y tramó un ingenioso plan para poder raptarla y
yacer junto a ella. Un día, la joven Europa salió con su sequito a recoger
flores a un prado situado junto al mar, en las costas de Fenicia. En ese mismo prado
se encontraba una manada de vacas que pastaban en las cercanías de la joven.
Fue entonces cuando Zeus, percatándose de la genial oportunidad que suponía la
situación, ideó su plan de rapto. El soberano del Olimpo se transformó en un
espléndido toro blanco, fuerte y extremadamente bello, y se mezcló entre la
manada de bovinos. En un primer momento la princesa se asustó al ver el toro,
pero al contemplar su actitud mansa y juguetona decidió finalmente acercarse al
animal. La joven comenzó entonces a acariciar al toro, que dócilmente respondía
al contacto con sus manos. Fue entonces, en un alarde de confianza, cuando la
princesa decidió subirse a los lomos del animal.
Tan
pronto como Zeus notó a la muchacha sobre su lomo, comenzó a correr dirección a
Creta. La joven princesa ya nada pudo hacer más que agarrarse fuertemente a los
cuernos del animal. Una vez ya en Creta, Zeus reveló su identidad divina a la
joven. Europa quedó seducida por los encantos del dios y se acostaron juntos
bajo unos plátanos (dice la leyenda que debido a dicho acontecimiento estos
árboles nunca pierden sus hojas). Fruto de esta relación Europa quedó
embarazada y engrandó tres
hijos: Minos, Radamantis y Sarpedón.
Cuenta la
leyenda, que tras la muerte de Europa, en su honor Zeus convirtió en
constelación a la forma de toro gracias a la cual había podido raptar a la
princesa, incluyéndose desde ese momento entre los signos del zodiaco.
Cuenta
también que el padre de Europa desesperado, caminó y caminó por todos los
caminos buscando a su hija gritando: -“¡Europa, Europa!”-, sin hallar nunca
contestación. Y que los habitantes de esos otros lugares por los que iba
pasando, acabaron por llamar así al continente
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